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martes, 15 de octubre de 2019

SITUACIÓN EN ECUADOR, LO QUE NADIE TE ESTÁ CONTANDO



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domingo, 1 de septiembre de 2019

PROTESTAS EN HONG KONG LO QUE NO QUIEREN QUE SEPAS



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lunes, 3 de junio de 2019

Michael Löwy: ”Los chalecos amarillos son una experiencia inédita”



Hay que volver a la Comuna, porque fue un ejemplo de democracia popular proletaria. Mucho más que la Revolución Rusa que muy rápidamente se convirtió en el poder de un solo partido; en tanto que en la Comuna toda la gente estaba ahí participando horizontalmente de modo tal que tenía un carácter mucho más democrático.
Néstor López: ¿Se podría comparar el fenómeno de los ‘Gilets Jaunes’ (chalecos amarillos) con lo que paso en Argentina en inicios de los 2001?
Michael Löwy: Mira, es difícil comparar con Argentina, porque son realidades muy distintas. Pero me parece que en la Argentina la experiencia en algunos puntos era más avanzada, porque había tentativas de un poder local, a través de las asambleas de barrio. Había también una relación con el movimiento obrero más orgánica, con ocupaciones de fábricas; en fin, es distinto. Aquí hay otros avances, Son experiencias muy distintas.
En relación a los ‘Gilets Jaunes’, es una experiencia inédita en Francia, porque aquí las luchas que hubo fueron clásicas, lucha de clases clásicas, como la del año 95, que fue una lucha muy importante, que ganamos; y la lucha contra la ley del trabajo de hace unos tres o cuatro años, en la cual fuimos derrotados. Pero son luchas clásicas, de la clase trabajador en sentido amplio, de los estudiantes, de los sindicatos, de la izquierda, en fin, luchas clásicas. Ésta de los ‘Gilets Jaunes’ es muy distinta, está fuera de lo institucional, de los sindicatos, tampoco se dirigen directamente en contra de los patrones, sino contra el Estado, es decir tienen un carácter nuevo.
Al principio, hay que decirlo, el movimiento empezó con una agenda muy limitada, era la cuestión del precio de la gasolina, y parecía que tenía un carácter muy de propietarios de coches, de quejas sin que les importase la ecología… y demás. Pero muy rápidamente, el gobierno reculó, sacó la tasa ecológica del precio de la gasolina, pensado que con eso se iba a terminar. Sin embargo, a partir de ahí, el movimiento se profundizó, se extendió y se radicalizó. Fue curioso, lo que había sido el pretexto fue dejado de lado y el movimiento pasó a tener agendas cada vez más radicales, con un punto común que es siempre la referencia contra el gobierno, siempre la referencia es contra Macron, “Fuera Macron”. Es decir, contra ese gobierno de los ricos, esa es la idea, de los banqueros, con su política fiscal que favorece exclusivamente a los millonarios, con su obstinación en suprimir el impuesto sobre las grandes fortunas; así en todo parece representar al gran capital. Entonces, es un rebelión de clase, popular, plebeya, en contra de un gobierno del capital, de los ricos, de los bancos. Y también contras las políticas neoliberales, primero hacia sus medidas fiscales, pero poco a poco extendiéndose a otros campos.
Entonces el movimiento enfrentó al gobierno, y hubo una represión violentísima, sin precedentes en la historia moderna en Francia. Desde la Segunda Guerra Mundial nunca hubo una represión tan brutal, con centenares de heridos, con mutilados, veinte personas que perdieron un ojo… en fin, cosas terribles. Algo no visto. En mayo del 68 no se vio eso. Una represión sin precedentes, contra un movimiento que tenía y tiene aún amplio apoyo popular, alrededor de un 60%, un poco más o menos, simpatiza con él, cree que es legítimo, que tienen razón, etc. Entonces, es una lucha del gobierno, con su aparato represivo y judicial, en contra del pueblo y, directamente, en contra de los ‘Gilets Jaunes’.
Ellos tienen sus formas de autorganización local, a través de las reuniones en las circunvalaciones del cruce de rutas, y luego con las asambleas, han dado un paso más con esas asambleas locales y, finalmente con las asambleas nacionales, se reunieron ya dos veces, y han sacado documentos muy interesante, muy radicales, documentos que tienen un programa antineoliberal y, en cierta medida, anticapitalista. Al respecto de esto, es necesario señalar que la extrema derecha en un principio trató de infiltrar en el movimiento, intentando así capturarlo e introducir sus demandas contra la inmigración, etc. Y en un primer momento hubo una cierta influencia, hubo gente influenciada por eso, y hubo incluso en un momento una agresión contra la izquierda: un grupo de fascistas con chalecos amarillos atacó a militantes de la izquierda radical. Pero esos elementos de extrema derecha fueron siendo poco a poco alejados por el movimiento, marginados; y sus propuestas, sus demandas fueron también marginadas.
Ahora, eso no quiere decir que todos compartan una conciencia política radical, socialista, internacionalista: no, no es eso; pero hay acuerdo, por ejemplo, en no plantear la cuestión en contra de los inmigrantes, es decir que aun quienes sí estan influenciados por la xenofobia, se dan cuenta que no es algo consensual y por lo tanto, dicen, vamos a plantear cuestiones que estén consensuadas. Eso es muy importante. Entonces, si vemos los documentos que salen, son muy coherentes, muy radicales y con una tonalidad más anticapitalista. Ahora, claro, las asambleas representan un poco las vanguardias del movimiento, es decir la gente más politizada, la gente que habla en las asambleas, que se hace elegir; e incluso en esas vanguardias no todos consiguen entender lo que se está discutiendo en la asamblea. Hay un informe interesante, entrevistaron a varios delegados, y algunos menos politizado decían “yo no entiendo de qué se está hablando, tienen una terminología que nosotros los del pueblo no entendemos”. Entonces, hay niveles desiguales de politización de conciencia, lo que es normal, pero en definitiva se llega a un cierto consenso que es radical, que es antigobierno, antineoliberal, incluso anticapitalista; pero eso no quiere decir que todo el movimiento comparta eso; son las resoluciones de la Asamblea, que son una referencia, obviamente, del movimiento, pero si vamos a la base algunos van a decir “no sé qué es eso”… No hay que ilusionarse con que esas resoluciones representen el nivel común, ni mucho menos del conjunto de la población que simpatiza con el movimiento.
Bien, entonces creo que se ha producido un gran avance y que ha obligado a los sindicatos a buscar una convergencia. La actitud de los sindicatos al principio era muy despectiva pero se dieron cuenta de la dinámica y están buscando converger y eso es muy positivo; lo mismo con los ecologistas, quedó claro que Macron intentó utilizar el discurso ecológico contra los ‘Gilets Jaunes’, pero hace dos meses o un poco más, hubo un encuentro común de los ‘Gilets Jaunes’ y los ecologistas en la lucha contra el cambio climático, de modo tal que se ve en las asambleas cada vez más la cuestión ecológica. Eso también es un avance importante del movimiento, porque al inicio parecía que la ecología no les interesaba.
Ahora bien, el gobierno no logra destruir al movimiento, a pesar de la represión sigue, con altos y bajos, cada semana. Atendiendo a esa tendencia y si observamos la convergencia con los demás movimientos sociales, esto representa una amenaza para Macron. Sin duda, él sale de este enfrentamiento muy debilitado, lo cual no quiere decir que esté derrotado. A partir de aquí vemos una nueva situación, de la cual es difícil prever el futuro. Por ahora, el movimiento no tiene una traducción política institucional, ya sea por su propia dinámica y su desconfianza de la política institucional y también por cierta despolitización de algunos sectores. Entonces el resultado es que a nivel político, electoral, institucional… no tendrá expresión, realmente. La prueba la encontramos en que ahora habrá elecciones a nivel europeo de la que generalmente la mitad de la población francesa no participa, por buenas y por malas razones, pero no participan; los ‘Gilets Jaunes’ son también parte de eso. Y los que sí participen, se van a dividir fundamentalmente entre los que siguen apoyando a Macron (probablemente, no los GJ), los que van a votar por Marine Le Pen (que incluye una parte de los GJ, hay que decirlo) y los que votan por la izquierda, pero una izquierda que está muy mal de piernas, muy dividida: hay cinco listas de izquierda separadas, sin hablar del Partido Socialista, que no puede decirse que sea de izquierda. El mejor resultado lo van a sacar los de Melenchon, Francia Insumisa y los Verdes que están entre 8 y 9%. El total de la izquierda, incluso con los socialdemócratas, no pasan del 30%, lo cual es muy bajo históricamente, muy bajo. Entonces no hay una traducción política directa del movimiento, lo que es comprensible pero al mismo tiempo es una dificultad.
Tampoco lo hubo en el 2001 argentino…
Tampoco, tampoco lo hubo en el 2001. Y mucho más tarde, estuvo el kirchnerismo, que tampoco fue una traducción política muy satisfactoria, pero eso es otro asunto. En Francia, curiosamente, antes del movimiento GJ, Francia Insumisa había logrado captar la rebelión de la gente en las elecciones presidenciales, cuando lograron casi el 20% del voto. Sin embargo, ahora, en parte por errores de Melenchon, no están logrando captarla y transformarse en su expresión política, a pesar de que apoyaron al movimiento casi desde el principio. Entonces, aquí estamos frente a un proceso un poco imprevisible. Pasadas las elecciones europeas veremos cómo se van barajar nuevamente las cartas. Y cómo sigue el movimiento
¿En la izquierda (Partido Comunista, trotskistas, etc, etc) hay debate sobre qué tipo de relaciones establecer con este movimiento?
En el inicio sí hubo, porque el PC, por lo menos, y la CGT, no tenían mucha afinidad, estaban más bien replegados. Los “troskos” digamos, el Nuevo Partido Anticapitalista, etc, se metieron bastante rápidamente, sobre todo Olivier Besancenot, que representa una corriente del NPA más metida en los movimientos sociales (hay otras corrientes más ortodoxas que, quedaron un poco más atrás). Pero él sí fue inmediatamente, de hecho me acuerdo que tuvimos una discusión donde yo le decía “¿vos estas seguro que este movimiento tiene importancia)?” y él me contestó “Sí, estoy seguro”. Tenía razón. Se metió, y se transformó rápidamente en una figura importante.
Melenchon y Francia Insumisa también, después de una breve discusión, se metieron. Lutte Ouvriere creo que no, no tengo mayor información, pero por sus características dudo que se hayan metido mucho. No sé.
Yo veo que el movimiento es más del interior de Francia que de París, o que por lo menos tienen más fuerza en el interior. No sé si Ud. vio la película Je veux le soleil (Quiero el sol.). No solo me hace acordar a las luchas zapatistas, por la dignidad, por la digna rabia, y también a Marx, cuando plantea que para él nuestra lucha es “lograr la dignidad y la autodeterminación para el trabajo y para el trabajador”; y también dijo “ellos lo hacen (cuando luchan) pero no lo saben”. Es decir, me parece que, como dijo usted, el movimiento avanza como un glaciar, de manera lenta, pero avanza. Por ejemplo, he visto en la última marcha un cartel con la leyenda “Comuna de París 1871, Comuna de París 2019”.
Al principio la referencia era la Revolucin Francesa, 1789: “Somos los Sans-Cullottes”. Pero ahora miran hacia la Comuna. Es un cambio interesante. Y tienes razón en que la reivindicación de la dignidad es central en el movimiento. La gente, en la película, ve pisoteada su dignidad humana. Y la pelea contra Macron, es por su desprecio, es la actitud de la dignidad del pueblo, de los pobres, de los trabajadores, oprimidos y explotados. Pero no es un movimiento de trabajadores en el sentido clásico, del trabajador de fábrica; sino de precarios, desempleados, pensionados, etc. Por supuesto hay también trabajadores, pero no es el movimiento clásico…
Es la gente común…
La gente común, sí. Es lo que en América Latina llamamos el pobretariado.
No la había escuchado, pero me gusta la expresión. No sé si usted conoce a Jerôme Baschet… ¿sí? ¡Qué bueno! Resulta que Jerôme estuvo por acá (en Francia) durante un intervalo a su trabajo en Chiapas y, asistió a la última asamblea de asambleas (hubo cerca de 700 delegados, un hombre y una mujer por cada asamblea local) de los ‘Gilets Jaunes’, en Saint Nazaire y me comentó que en un intervalo le preguntaron de su labor en Chiapas. En la reanudación del plenario, le pidieron que comente el funcionamiento de las comunas zapatistas. Lo escucharon con atención y se plantearon cómo saber más sobre lo qué pasa en Chiapas, y pensaron en cómo mandar delegados para saber cómo es una comunidad en funcionamiento horizontal. Entonces cuando veo Chiapas, Argentina, Oaxaca, Francia, la guerra del agua en Bolivia… aunque como dice usted no son todas iguales, ni siquiera como modelo, pero podemos ver un común denominador de comunalidad. Esa diversidad esa horizontalidad es interesante y alienta la esperanza de un cambio estructural. En cambio nosotros tomábamos el modelo de la Revolución Rusa, no veíamos otra cosa y así nos fue. De allí que sea muy bueno ver las diferencias y las particulares de cada lugar. Pero en grandes líneas, veo una corriente subterránea, en todo el mundo, de flujo comunal, que cuando estalla, emerge con las características de comunalidad, como la horizontalidad, por ejemplo, que es un factor común a estos movimientos. Creo observar un espíritu de época distinto al de la Revolución Rusa. En fin, estos elementos en común auguran un poco de esperanza.
Estoy de acuerdo. Yo a esto lo llamaría un espíritu libertario: hay una voluntad de autorganización desde abajo y una desconfianza al Estado, a las instituciones; y un deseo de rechazar los tipos de organización vertical, autoritaria, ya sean las reaccionarias o también de la izquierda, lo cual me parece muy positivo. Walter Benjamin tiene un artículo muy interesante sobre el surrealismo del año 29, que plantea la necesidad de buscar la articulación entre el espíritu espontáneo, libertario del anarquismo, con la disciplina y la organización revolucionaria. Algo complicado, que no es muy sencillo.
En relación a esto, es interesante ver la Comuna de París de 1871, porque Marx con los anarquistas trabajó codo a codo, no era la pelea que tenían con Proudhon. En esa coyuntura Marx dice que lo más importante de la Comuna es su existencia fáctica y pensar partiendo desde los hechos de lucha y no de las prefiguraciones metafísicas. En este sentido, podemos retomar al joven Marx en sus tesis sobre Feuerbach, una dice que es “la existencia la que determina la conciencia”, es decir que uno puede pensar a partir de los hechos y no de pensamientos ideales y abstractos.
A partir de la praxis.
Efectivamente. Creo que eso nos faltó en el 2001 argentino. Esto lo sintetizan perfectamente los zapatistas cuando dicen “caminando preguntando”. Podemos hablar del libro de Kristin Ross sobre la Comuna de París, donde plantea y destaca la unidad del trabajo manual y del trabajo intelectual; y la existencia del trabajo no-alienado y cómo eso le permitió avanzar muchísimo, sobre todo en la educación. Sobre esto, también podemos citar el caso cubano, en los inicios de la revolución ellos solucionaron el analfabetismo enviando a los jóvenes de entre dieciséis y veintitantos para que vayan a enseñar al campo, y no esperando formar primero tecnócratas especialistas en enseñar a escribir y leer, que al fin y al cabo, no sirven para nada y no resuelven el problema.
Volviendo a la cuestión de la Comuna, es muy importante señalar que los partidarios de Marx y los anarquistas trabajaron juntos. Lograron juntarse y así aprender unos de los otros. Algo que pudimos ver en los primeros años de la Revolución Rusa y en la revolución en España. Y ahora, en los zapatistas. Entonces hay un hilo ahí, al contrario de los manuales de historia obrera, donde lo que hay es una pelea encarnizada entre marxistas y libertarios. Hay otra historia, que es la historia de la convergencia de las dos corrientes. Y esto me parece muy importante.
Hace unos momentos usted nombró a Walter Benjamín. Él hablaba de la historia a contrapelo. En este sentido, creo que la historia de la Comuna de París está tapada, no la aprendemos. No la discutimos. Yo sé que aquí todos los años se hace un acto recordatorio. Sin embargo, el muro donde fusilaron a los comuneros en el cementerio Père-Lachaise se llama “El muro de los federados”. Le han tapado el nombre de “los comuneros”. No pretendo que digan “donde asesinamos a los comuneros”, pero por lo menos “El muro de los comuneros” y sobre todo de las mujeres, porque fueron la gran mayoría masacradas sin piedad. Entonces hay un esfuerzo por tapar, para que no se pase la mano a contrapelo, para no descubrir que somos todos todavía parte de esa tradición. Yo estoy entusiasmado por ver qué hacemos el año que viene y el otro recordando y conmemorando los 150 años de la Comuna. Creo que no deberíamos hacer un acto, un congreso donde se presenten los papers, que te aportan al curriculum, sino comenzar a plantear el problema y a estudiar la realidad actual con la lupa de aquello que está oculto por los pelos del capitalismo y del stalinismo.
Para la burguesía la Comuna no existe, sí la Revolución Francesa, y punto. Para buena parte de la izquierda, la Comuna fue una tentativa fracasada, y que después, la Revolución Rusa enseñó cual es el camino. Y no es así. Hay que volver a la Comuna, porque fue un ejemplo de democracia popular proletaria mucho más que la Revolución Rusa que muy rápidamente se convirtió en el poder de un solo partido; en tanto que en la Comuna toda la gente estaba ahí participando horizontalmente de modo tal que tenía un carácter mucho más democrático. Esto no significa que la Comuna sea el único modelo, pero hay que volverse a inspirarse en el ejemplo de la Comuna.
* Néstor Lopez es integrante del consejo de redacción de ‘Herramienta’. Abril de 2019.www.dariovive.org

Fuente: KAOS EN LA RED

domingo, 17 de febrero de 2019

Protesta de los chalecos amarillos en París por 14ª semana consecutiva



Este 16 de febrero marca el 14.º sábado consecutivo de movilizaciones de los 'chalecos amarillos', en el marco de las cuales ciudadanos indignados salen a las calles de París y otras ciudades francesas para protestar por las reformas económicas del Gobierno y la situación actual en Francia. SEPA MÁS: https://es.rt.com/6jxf Suscríbete a nuestro canal de eventos en vivo: https://www.youtube.com/user/Actualid

sábado, 2 de febrero de 2019

Violencia policial, la polémica estrategia de orden contra los chalecos amarillos


“Ciudadanos, ¡formen batallones! (…) Declaramos el estado de emergencia del pueblo, llamamos a un levantamiento sin precedentes, utilizando todos los medios necesarios, para que nadie sea víctima de estas heridas de guerra”. Este mensaje, difundido en forma de comunicado por Éric Drouet, camionero de profesión y una de las figuras visibles del movimiento de los chalecos amarillos, resume el aumento de la tensión entre las fuerzas del orden y los participantes de esta protesta social inédita. El germen de este mensaje no es otro que el nombre de uno de los heridos durante la manifestación del sábado 26 de enero en París: Jérôme Rodrigues, uno de los portavoces de los chalecos amarillos. La imagen de Rodrigues, adalid de una movilización pacífica, siendo evacuado de la plaza de la Bastille tras recibir un proyectil en el ojo durante una carga policial, ha avivado el debate sobre el uso o abuso de la fuerza por parte de la policía francesa, pero también sobre su capacidad y preparación para contener la deriva violenta de la revuelta ciudadana.
Consciente del impacto de este último incidente en la opinión publica y, en especial, entre los chalecos amarillos, el ministerio del Interior se apresuraba a anunciar la apertura de una investigación interna para aclarar el contexto en el que se produjeron los hechos. Una pesquisa que se suma a las más de 100 investigaciones judiciales abiertas por la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) desde el inicio del movimiento el pasado 17 de noviembre.


Desde aquella jornada de movilización, los chalecos amarillos se dan cita cada sábado en diferentes puntos de toda Francia, concediendo especial protagonismo a París. Las calles de la capital se convierten en el escenario de barricadas, disturbios y enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes, entre ellos ciertos chalecos amarillos pero también miembros del movimiento 'black-blocs'. El balance de estos altercados no es nada desdeñable, según los datos del ministerio del Interior, 1.900 manifestantes y 1.200 miembros de las fuerzas del orden han resultado heridos, 7.000 personas han sido detenidas y 1.000 condenadas.
Mientras Emmanuel Macron denuncia la “extrema violencia” de las protestas, los chalecos amarillos ponen el foco en la brutalidad policial. Una polémica que deja “atónito” al ministro del Interior, Christophe Castaner: “Cuando escucho a ciertos responsables (…) tomar partido por los alborotadores en lugar de apoyar a la seguridad, cuando escucho hablar de una brutalidad policial sin precedentes e ilegítima, me quedo atónito, y esta es la palabra más educada que encuentro”, remarcó durante su discurso en el Centro de Incendios y Rescate de Tomblaine, cerca de Nancy, el pasado 18 de enero.
Agentes de policía retiran una moto en llamas durante los disturbios en los Campos Elíseos de París, el 26 de enero de 2019. (EFE)
Agentes de policía retiran una moto en llamas durante los disturbios en los Campos Elíseos de París, el 26 de enero de 2019. (EFE)

Cámaras contra abusos

Sin embargo, ante la escalada del número de heridos y la consiguiente polémica, el propio Castaner ha decidido equipar a la policía con “cámaras peatones”. Se trata de dispositivos de grabación obligatorios para todos aquellos policías o gendarmes equipados con lanzadora de balas de defensa (LBD) durante las manifestaciones. Con esta medida, el ministro del Interior francés reconoce de manera implícita el peligro de estas armas de defensa, responsables de buena parte de las lesiones registradas entre los manifestantes.
Si bien, según Castaner, estás cámaras son una “prevención suplementaria” destinada a proteger a las fuerzas del orden vis-à-vis de los manifestantes, restando importancia al número de heridos por la controvertida arma, Philippe Capon, secretario general del sindicato UNSA Police, estima que se trata de un mero “anuncio político”. “Este tipo de cámaras no son precisamente el material más adecuado (…) Este anuncio no ha sido preparado a nivel técnico”, explica el sindicalista interrogado por el diario digital Mediapart.
No es la primera vez que las fuerzas del orden critican la estrategia de seguridad diseñada por el Ejecutivo de Macron. El 5 de diciembre, tras tres jornadas de movilización de los chalecos amarillos, el sindicato de policía VIGI presentó un preaviso de huelga: “Nuestra jerarquía nos envía de nuevo a recibir los golpes en su lugar y en lugar del Gobierno (…) Sabemos que habrá heridos entre nosotros y tememos que pueda haber muertos entre nosotros”, denunciaba el sindicato.
Tras dos nuevas manifestaciones marcadas por disturbios especialmente violentos, sumadas al impago de 274 millones de euros correspondientes a las horas extras que el Estado les adeuda, los tres principales sindicatos de policía convocaron una jornada de protesta. El 20 de diciembre, bajo la amenaza del cierre “simbólico” de varias comisarías en diferentes puntos del país, el ministerio del Interior terminó anunciando la revalorización de los sueldos, una prima de 300 euros para las fuerzas del orden movilizadas durante las protestas de los chalecos amarillos y la promesa de “una mejora y una modernización de las condiciones de trabajo de los policías”.
Con estas medidas, el Ejecutivo logró contener una primera crisis entre las fuerzas del orden. Sin embargo, una nueva cuestión amenaza la relación entre el Elíseo y el mundo policial: la estrategia de confrontación elegida por el Gobierno para hacer frente a las protestas y, por consiguiente, una inevitable escalada de la violencia. Las nubes de gas lacrimógeno, el tiro de balas de goma o 'flashball', el recurso repetido a las lanzadoras de balas de defensa, se han convertido en las bases de una táctica gubernamental criticada entre las fuerzas del orden.
Un manifestante esquiva un bote de gas lacrimógeno lanzado por la policía durante las protestas de los chalecos amarillos en Nantes, el 26 de julio de 2019. (Reuters)
Un manifestante esquiva un bote de gas lacrimógeno lanzado por la policía durante las protestas de los chalecos amarillos en Nantes, el 26 de julio de 2019. (Reuters)

Divisiones en las CRS

Las CRS (Compañías Republicanas de Seguridad), el cuerpo de la Policía Nacional especializado en el mantenimiento del orden, están particularmente descontentas. Según David Dufresne, documentalista especializado en violencias policiales entrevistado por Le Média, el desacuerdo con la estrategia de Macron no deja de crecer en el seno de este cuerpo policial por dos razones concretas: el enfrentamiento extremo que desencadena y la consecuente ruptura con la idea misma del mantenimiento del orden público.
El uso de técnicas desproporcionadas tiene resultados tangibles. Según el recuento realizado por David Dufresne, 160 manifestantes habrían recibido un impacto en la cabeza y cuatro manifestantes habrían perdido una mano en el marco de las protestas; el diario Libérationasegura que 17 personas habrían perdido un ojo.
Lejos de calmar los ánimos, estas cifras se traducen en una exacerbación creciente entre los manifestantes hacia las fuerzas del orden. Sirva como ejemplo el linchamiento de tres policías el pasado 22 de diciembre en la avenida George V, las imágenes muestran a tres policías motorizados, víctimas del lanzamiento de diversos objetos por parte de un grupo de manifestantes, un policía termina cayendo al suelo, su compañero desenfunda su arma, esta vez se trata de una verdadera arma de fuego. “Nuestros compañeros han sido víctimas esta noche de un linchamiento en los Campos Elíseos. Si no hubieran logrado escapar dejando atrás una de las motos, ¿habrían sido asesinados? Esto es lo que ha estado pasando durante un mes”, reaccionaba entonces el sindicato policial Unité.
Esta escena ilustra y justifica el hastío entre las fuerzas del orden, supeditadas a una jerarquía superada por una movilización social inédita e impredecible. “¿Qué ha pasado con aquella Francia, campeona del mantenimiento del orden, que exportaba sus conocimientos técnicos y materiales a otras democracias y países totalitarios ansiosos por sofocar protestas incipientes? -se interroga el diario Le Monde-. Los abusos [de los chalecos amarillos] han conducido a policías y gendarmes al hospital. Pero la multiplicación de las violencias imputables a las fuerzas de seguridad también plantea interrogantes sobre la capacidad del Estado de controlar el uso de una fuerza democrática, cuya reglas parecen fluctuar”. La responsabilidad recae así sobre el Estado y sus más altos responsables, criticados hoy por su falta de experiencia en materia del uso de la fuerza y su declive en una doctrina peligrosa tanto para la seguridad de los manifestantes como para las fuerzas del orden.

lunes, 7 de enero de 2019

¡Los Chalecos Amarillos Siguen Protestando!



Francia lleva dos meses viviendo manifestaciones de protesta de los 'chalecos amarillos', que se celebran cada sábado en diferentes ciudades del país. Esta vez las acciones contaron con alrededor de 50.000 participantes.


martes, 25 de diciembre de 2018

No nos rendiremos


Desde el fondo de mi ciudad hlm.
Hasta en tu campo profundo.
Nuestra realidad es la misma.
Y en todas partes revueltas revueltas.
En este mundo no teníamos lugar.
No teníamos las mandíbulas del trabajo.
No nacemos en un palacio.
No teníamos el cb para papá
Sdf, desempleados, trabajadores
Campesinos, inmigrantes, indocumentados.
Querían dividirnos
Hay que decir que han llegado.
Mientras fue todo el mundo por su boca.
Su sistema podría florecer.
Pero tuvimos que despertarnos un día.
Y que las cabezas caigan al suelo.
No perdemos nada, no perdemos nada.
No perdemos nada, nos dejamos ir.
No perdemos nada (wallou)
No perdemos nada (wallou)
No perdemos nada, no perdemos nada.
Nos hablaron de igualdad.
Y como idiotas les creímos.
La democracia me hace reir
Si lo fuera, lo hubiéramos sabido.
¿Qué significa nuestra boleta?
Ante la ley del mercado,
Se trata de mis queridos compatriotas pero estábamos bien jodidos.
Qué carajo los derechos humanos se enfrentan a la venta de un airbus.
Básicamente solo hay una regla
Vende más para vender más.
La república se prostituye en la acera de los dictadores.
Sus bellas palabras creemos más,
Nuestros líderes son mentirosos.
No perdemos nada, no perdemos nada.
No perdemos nada, nos dejamos ir.
No perdemos nada (wallou)
No perdemos nada (wallou)
No perdemos nada, no perdemos nada.
Es tan estúpido, tan banal.
Hablar de paz, fraternidad.
Cuando sdf se rompe en la losa.
Y vamos a cazar indocumentados.
Que arrojemos migajas a los proletarios.
Sólo para calmarlos,
No ataque a los jefes millonarios.
Demasiado precioso para nuestra sociedad
Es una locura cómo están protegidos todos nuestros ricos y nuestros poderosos.
No hay necesidad de decir que puede ayudar.
Ser amigo del presidente
Queridos camaradas, queridos votantes,
Queridos ciudadanos ciudadanos
El despertador ha sonado.
Reiniciar contadores
Mientras haya pelea, hay esperanza.
Mientras haya vida, habrá combate.
Mientras luchemos estamos de pie.
Mientras estemos de pie no lo dejaremos ir.
La rabia de la conquista fluye en nuestras venas.
Ahora sabes por qué estamos luchando
Nuestro ideal más que un sueño.
Otro mundo, no tenemos otra opción.
No perdemos nada, no perdemos nada.
No perdemos nada, nos dejamos ir.
No perdemos nada (wallou)
No perdemos nada (wallou)
No perdemos nada, no perdemos nada.


jueves, 20 de diciembre de 2018

Reivindican un sabotaje a la Cruz franquista de Olarizu



La base de la cruz franquista de Olarizu, casi en su integridad, ha sido cortada de noche, dejando unas simples cuerdas atadas como aparente invitación al derribo de la misma. En un comunicado, acompañado de un vídeo, que ha sido remitido a Hala Bedi, afirman que no podían “quedarse de brazos cruzados” y que “la cruz franquista ya es pasado”.

La cruz franquista de Olarizu ha sido saboteada durante las últimas horas. Así lo ha podido saber y contrastar Hala Bedi mediante una nota y un vídeo. En las imágenes se puede ver como la base de la cruz franquista ha sido cortada práticamente de lado a lado, y ahora, tirando de unas cuerdas que cuelgan de ella, parece ser que se podría tirar la cruz sin mayor esfuerzo.
Resultado de imagen de imagen cruz de olarizuEn la nota remitida, se recuerda que son varias las calles, esculturas y calles que hacen apología del franquismo. “Enlugares donde el fasciscmo fue derrotado dificilmente se pueden ver estos símbolos. En el Estado español, sin embargo, la transición fue bien dirigida por la dictadura franquista. Las gasteiztarras no podemos olvidar la violencia sufrida en aquella transición. El 3 de Marzo dejó claro hasta donde estaban dispuestos a llegar los nuevos demócratas para dejar establecidos los límites de la reforma“. 
Denuncian que durante años “la memoria ha sido infravalorada y apartada, mientras que las protagonistas han sido la amnesia histórica y el lavado de cara del franquismo. Los fascistas han sido homenajeados y ensalzados sin ningún tipo de vergüenza”.
“Hiriente y ofensivo”.  Así definen el sentimiento que han tenido respecto al “juego político” sobre la cruz franquista de Olarizu, por encima de la coyuntura y los intereses políticos del momento. “En este caso, los actos propagandísticos y los intereses partidistas han chocado con un acto de dignidad popular. Se le ha dado la espalda a la decisión de derribar la cruz franquista, imponiendo una decisión injusta”.

“No podíamos quedarnos de brazos cruzados”

Ante este escenario, afirman que “no podíamos quedarnos de brazos cruzados” y que ahora “hemos superado la impotencia dando forma a nuestros sueños. Queremos estar orgullosas de nuestra ciudad y de nuestro pueblo”.
“Ahora ha ganado la respuesta popular. La cruz franquista es pasado”
“Ahora ha ganado la respuesta popular. La cruz franquista es pasado. Tenemos la opción de aprovechar los restos de esa cruz para homenajear a miles de luchadores de la resistencia antifranquista y por la libertad. Aprovechémosla”, concluye el escrito.

Una cruz apropiada por el franquismo

El origen de la cruz es originalmente religioso, pero el franquismo se apropió de ella para poner los nombres de “los sacerdotes alaveses caídos por Cristo y la Patria durante la Cruzada de Liberación”. Las autoridades franquistas de la ciudad la hicieron suya y la convirtieron en un símbolo de la dictadura en la ciudad. 
Esa cruz, es uno de los puntos señalados por el Ayuntamiento de Gasteiz en su estudio sobre memoria histórica. La intención del Gabinete Urtaran era colocar una placa explicativa de los hechos: no derribar la cruz y poner dicha placa el 10 de septiembre, con motivo del día de Olarizu. El concejo de Mendiola, propietario de los terrenos, denegó el permiso al Ayuntamiento.
A inicios de este curso se hacía publico que el Concejo de Mendiola decidía derribar el símbolo franquista, en una votación que contó con una alta participación. En un primer concejo vecinal se debatió el plan municipal a comienzos de abril. 15 días después, el domingo 15 de abril, se votó la decisión de “retirar o derribar la cruz franquista de Mendiola, abriendo un proceso para elegir el símbolo que la sustituya”. La votación fue secreta y se llevó a cabo después de una asamblea con reflexiones que se alargaron durante largo tiempo.